martes, marzo 14, 2006

Pongamos que hablo del botellón

A cuento de unos cuantos hilos (y mejor dicho, comentarios) en el blog de Es Por Madrid escribí estos poemas que os pongo hoy en mi blog. Todo empezó a raíz de
este mensaje, que siguió con la contestación por alguno de los escritores locales en este otro y en este también. Luego nos encontramos al más gamberro Lord-Acton que yo recuerdo con su rap del botellón, incomparable, donde se habían citado para las 6 las fuerzas vivas de la intelectualidad progre. El resultado este hilo de comentarios y estos poemas (odas al botellón progre) por mi parte:

ODA AL BOTELLÓN (PROGRE)


Incomprendido botellón,
oh, gran cogorza sin fronteras,
qué plácida la sensación
que nos guardas en las aceras.

Sueño con botellas vacías
sobre paisajes siderales,
anhelo las melancolías
de los arrumacos banales,

vivo pendiente de besar
unos labios de cristal verde,
un abrazo eterno y mirar
como en la noche se me pierde

la vergüenza y la humanidad,
pues vivo añorando tu beso,
el beso de la vacuidad
con cuyas sombras me embeleso.

Amo el botellón ya perdido,
quimérico fuego inmortal,
adoro molestar y el ruido
que hace su feo cristal.

Oh, cuán hermosa bacanal
entre las vidrieras carnales.
Oh, cuán lánguida la moral
de semejantes comensales.



PONGAMOS QUE HABLO DEL BOTELLÓN


Allá donde se cruzan las botellas,
donde hay ríos de vino y de orín,
donde regresan siempre las más feas,
pongamos que no me refiero a ti.

Donde el deseo vive entre las calles,
un silencio suplico para mí,
que me dejo la vida en pañales,
que mi pobre bebé quiere dormir.

Las niñas quieren ser unas cualquieras,
que a los niños les gusta perseguir,
el mar dentro de un vaso de ginebra,
pongamos que no me refiero a ti.

Los pájaros se marchan de sus tierras,
las estrellas lloran por su partir,
la muerte corre rauda por sus venas,
las calles dejan de oler a jazmín.

El sol es enemigo de la juerga,
es mejor la noche y el pipermín,
hay una jeringuilla entre los petas,
y un charco de agua color carmín.

Cuando la muerte venga a visitarme,
que me lleven allí donde nació,
allí donde nunca vive nadie,
allí donde surgió el botellón.

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