El que calla otorga
Son nuestros dirigentes socialistas maltratadores del lenguaje, violadores de los significados y pésimos en el tratamiento del verbo. ¿Se trata pues que al ser incapaces de expresarse adecuadamente -quizá por eso les gusta la LOGSE- no se atreven a hablar por prudencia? Permítanme dudar ese extremo, pues bien que les gusta a algunos iletrados (particularmente un albo gallego) abrir la boca para insultar al PP o a cualquiera que tenga ideas diferentes del totalitarismo soviético del PSOE. También es fácil la lengua viperina en las filas socialistas, envenenando a la opinión pública con mentiras veladas y ambiguas y frases rotas y sin fundamento.
Se diría que un hombre como Rubalcaba, con su experiencia como portavoz (vale, del gobierno mentiroso del GAL), debería ser persona locuaz por naturaleza. Mas también el otro día fue escueto y sucinto en su discurso ante la detención de los extorsionadores de su bienamada banda terrorista (y socialista) ETA.
Resulta curioso como la vicepresidenta hace más uso de su armario que de su presencia pública y comenta cualquier asunto empezando por "el gobierno no comenta estas cosas, pero...". La contradicción hecha persona tiene nombre de mujer, que diría el tango, pero no es Malena, sino MariTere.
Más ruín es el silencio del excompañero de infancia del Presidente, el ministro Alonso, que nunca ha debido abrir la boca más que para pedir las detenciones de los militantes del PP de Las Rozas ante la no-agresión al exministro Bono. ¿Por qué no salir a la palestra para defenderse?
Y es que la ETA presume a través de su alimaña Chapote de seguir la lucha, manda cartas de extorsión después de su declaración de "supuesto alto al fuego permanente" (cartas reconocidas por Imaz como enviadas a primeros de Abril; ¿cómo lo sabe este señor, me pregunto inocentemente?), roba furgonetas, troqueladoras, mueve dinero, lleva armas, explosivos y reactiva su estrategia incívica, inmoral e ilegal del terrorismo callejero (nada de violencia; las cosas por su nombre)... y ni Fernández de la Vega, ni Rodríguez Zapatero, ni Pérez Rubalcaba, ni nadie de este demagógico plantel de figurines apolillados llamado Gobierno es capaz de abrir la boca, no vaya a ser que no salgan en la foto. Porque a ZP sólo le importa la foto, la instantánea con la que adornar las paredes de su casa y mostrar a sus amiguetes: "aquí estoy con Otegui, ese hombre de paz; qué futuro nos espera; aquí con Carod, tenía sus cosas, pero me cayó simpático; esta es con Castro, una joven promesa del marxismo que tanto nos gusta a los socialistas; aquí me abrazo a Chávez, ese líder tan querido por todos; y mira, esta es de las últimas, aquí estoy con Evo, oh, el gran Evo, qué hombre más simpático y qué elegante va; me gusta su intervencionismo; un ejemplo."
Zapatero prefiere hablar de cosas de importancia menor o lanzar cortinas de humo para no tener que meterse hasta el corvejón en los temas peliagudos de España. No se moja. Le gusta la cintura, esa de los toreros al hacer una manoletina. Zapatero, torero. Como el bombero. Salvo que este bombero quema Guadalajara, mueren 11 personas, sigue en la ópera y no se acerca por el lugar del siniestro salvo para hacerse su dichosa foto de colección. ¿Hablar? ¿Para qué? ¿Para decir cosas que le delaten?
Zapatero calla, porque el que calla otorga. Y ante preguntas como las de Rajoy, sobre si el Gobierno tiene compromisos con la ETA, Rodríguez da la callada por respuesta. Y los que escuchamos sus silencios con oídos atentos, le entendemos.
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Etiquetas: ETA, Reflexiones
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