jueves, julio 20, 2006
Analizando los últimos acontecimientos sospechosos que tienen lugar en las intervenciones públicas de Mariano Rajoy por España, podemos pensar que las casualidades existen y lo peculiar de este caso es que se dan todas en las mismas situaciones y con las mismas personas como protagonistas.
¡Qué casualidad que siempre acuden los reventadores a los actos del PP! ¡Qué casualidad que de todos estos actos tengan conocimiento y se inste a que tomen las medidas oportunas a los distintos delegados del gobierno! ¡Qué casualidad que, pese al aviso, los efectivos policiales brillen por su ausencia! ¡Qué casualidad que no ocurra lo mismo cuando los actos son protagonizados por miembros de las checas, perdón, quería decir del SOE!
Demasiadas casualidades, demasiadas sospechas, demasiada incompetencia, demasiada miseria. Quizá por ello, porque todo se debe al caprichoso azar, no hayamos escuchado todavía la condena a estos hechos de carácter nazi y totalitario por parte del partido gobernante o quizá sea otra desafortunada casualidad. En este caso, me temo que estamos ante una causalidad provocada por el sectarismo del que esta gentuza que nos desgobierna hace gala y que no pierde la oportunidad de sacar a relucir en cuanto tiene la más mínima ocasión.
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