miércoles, febrero 28, 2007

En el país de "Pernales" se premia a los bandoleros

Allá por el año 1879 nació en Estepa (Sevilla) el último bandolero oficial del país anteriormente conocido como España, Francisco Ríos, conocido como Pernales. Considerado por algunos un héroe a lo Robin Hood, fue un bandolero conocido por su dureza de sentimientos y frialdad al ejecutar sus crímenes.

Hoy en día, cuando el bandolerismo de trabuco y asalto no es sino un recuerdo, los herederos de Pernales utilizan métodos más sofisticados y menos arriesgados. Un ejemplo son los famosos mil millones de Montilla. Otro caso conocido por el que altos cargos socialistas acabaron con sus huesos en la cárcel fue el caso de los Fondos Reservados. Podría mencionarse también, entre la interminable lista, el caso Ibercorp o el caso Roldán.

Una diferencia clara es que Pernales fue un hombre de origen humilde que se vio arrastrado al bandolerismo como forma de vida y del que se cuenta que llegaba a dar dinero a los pobres de la zona para ganarse su complicidad. Los casos mencionados, socialistas todos ellos -y por ende, hipotéticamente a favor del robinhoodismo-, son precisamente el ejemplo de lo contrario: sheriffs de Nottingham.

La mayoría de estos casos se saldan con un poco de escándalo y apenas sufrimiento por parte de los ladrones. Y ya no hablemos de restauración porque, eso, nunca. ¡Habrase visto! A Pernales, y su compañero de fatigas, el Niño de Arahal, sus pillerías y latrocinios les costaron la vida.

Pero el bandolerismo no debe de quedar resumido en el mero robo de dinero, sino también en los actos delictivos que algunos hacen para beneficio propio o de terceros. Sí, me refiero al jefe de la Policía Científica, Miguel Ángel Santano, ese hombre que presumió de haber firmado ilícitamente el informe sobre el ácido bórico del 11M en ese vehículo del bandolerismo moderno que es la televisión de PRISA, cual caballo Relámpago de Pernales.

He aquí la diferencia entre la España de Cánovas del Castillo y la de Zapatero. En la primera se emprendió la búsqueda y persecución de Pernales por parte de la Guardia Civil. En la segunda, el que debería de perseguir al criminal se convierte en delincuente y encubridor. Los mandos policiales que Garzón quiso exculpar finalmente tendrán que ir a juicio por falsificación, falso testimonio y encubrimiento.

Y aún hay más. El ínclito Santano, ese Papá Noel bonachón vestido de gendarme, fue ascendido nada más llegar el gobierno zapateril al poder. Pero la España de Pernales era un país serio al lado del de Zapatero. Ahora, estando imputado por el caso del ácido bórico y habiendo presumido delante de Gabilondo de su delito, EL GOBIERNO ZP LE VUELVE A ASCENDER.

La España de Pernales era la Jauja peruana o el Valhalla nórdico al lado de la actual descomposición intelectual e institucional que conforma la gran "nación de naciones" antes llamada España.

Lo próximo será poner a Pernales "el Joven" de ministro del Interior en sustitución de Rasputín Rubalcaba. Y si no, al tiempo...

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