miércoles, enero 17, 2007

De cómo aplica el "consenso" y la "unidad" el PSOE

Si es que no hacen más que decir tonterías. Pues no piden unidad y consenso y lo primero que hacen es reeditar el pacto del Tinell, en versión boicot al PP. A nadie debería sorprenderle, pero seguro que los que tanto alaban las palabras del Presidente aplauden este hecho que va en contra de lo que decía ayer mismo:

Es la hora de abrir paso a un consenso democrático más amplio, no de dos partidos, sino a ser posible de todos. Espero que todos sepamos estar a la altura de las circunstancias.
Es lo que tienen los escorpiones.

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martes, enero 16, 2007

Extractos del Discurso de Rodríguez Zapatero (Congreso, 15/01/2007)

Como estoy muy de acuerdo con el discurso de Mariano Rajoy, me he limitado a marcar los párrafos y frases más relevantes del mismo. De manera contraria, quiero resaltar a continuación algunos de los párrafos del discurso del Presidente Rodríguez ZP en los que podemos descubrir sus mentiras y falsedades más claras:

(en referencia a las treguas de la ETA) En todas ellas, la respuesta que la organización terrorista obtuvo fue siempre la misma: firmeza y unidad de los ciudadanos en defensa de las libertades, de los derechos fundamentales, y de los valores, reglas e instituciones de la democracia. En todas ellas, y también en esta, obtuvo una misma respuesta de los Gobiernos democráticos que se han sucedido: la aplicación de la ley y la utilización de los medios que proporciona el Estado de Derecho para perseguir, juzgar y condenar a los responsables de los actos terroristas y defender, así, nuestro sistema de convivencia democrática. En todas las ocasiones que ETA ha roto una tregua, con la excepción de esta última, obtuvo una misma respuesta de todas las fuerzas democráticas: el compromiso de mantener un apoyo público, inequívoco, rotundo, a la política antiterrorista aplicada por el Gobierno.
Señor Rodríguez, ¿cómo explica entonces las reducciones de las peticiones de condena a los etarras, las declaraciones de gente de su partido y del Fiscal General del Estado de que hay que adaptarse al momento político y todas las demás fruslerías y parabienes a los etarras? ¿Acaso algún gobierno anterior llamó a los terroristas (asesinos, extorsionadores, secuestradores y mafiosos) "hombres de paz"? Ellos no; usted, sí.

Pero, con o sin diálogo, en todos los períodos de nuestra democracia, la unidad de las fuerzas políticas se ha manifestado como un instrumento eficaz e imprescindible para la mejor política antiterrorista. Esa unidad se ha concretado en distintos Acuerdos y Pactos que han aislado políticamente al terrorismo y han reafirmado los ejes de acción contra el mismo, al tiempo que han subrayado inequívocamente el principio de que el fin de la violencia no puede ni podrá comportar precio político alguno.
¿Acaso proclama el Presidente que la unidad de las fuerzas políticas es más importante que la propia acción política? Pues no. Negociar con el terrorismo, aparte de inmoral, es perjudicial para la salud del país y por ello es imperdonable que un Presidente tenga tales pretensiones. Por encima de la unidad está la razón. Ustedes se pueden poner de acuerdo para emitir una ley que diga que siempre es de noche, pero la realidad demostrará que su unidad ante el fenómeno físico es imperturbablemente ridícula.

La constante y sacrificada actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, la acción de la Justicia y la intensificación de la cooperación internacional, que debemos agradecer en especial a Francia, han permitido extender la persecución de los delitos y acabar con la impunidad. La activa movilización ciudadana, cada vez más amplia, intensa y decisiva, ha conseguido arrinconar socialmente al terrorismo, cegando toda pretendida legitimidad o comprensión de sus objetivos políticos. El reconocimiento de las víctimas ha hecho la necesaria y debida justicia a su sacrificio, y se ha configurado como un horizonte moral y un principio irrenunciables a cualquier final de la violencia. Todo ello ha despojado a ETA de apoyos, la ha aislado políticamente, la ha deslegitimado internacionalmente y ha certificado la radical inviabilidad de sus objetivos.
¿Y cómo llama usted a llevar su iniciativa de dialogar y negociar con los terroristas al Parlamento Europeo sino la legitimación internacional de la existencia de un falso conflicto? ¿Y cómo llama a sus despechos y desaires a las víctimas del terrorismo y a las ingentes y numerosas manifestaciones contra la negociación inmoral del Gobierno con el terror? Usted no tiene ninguna capacidad moral ni de ningún otro tipo para mentir tan descaradamente.

Recibí en ese momento, y me atrevo a decir que también recibieron los ciudadanos españoles, el apoyo y el aliento de la práctica totalidad de los partidos políticos, de la mayoría de las instituciones de las Comunidades Autónomas, de un gran número de organizaciones sociales, de las organizaciones empresariales, de la Presidencia de la Comisión Europea, del Consejo Europeo, del Secretario General de la ONU, y, entre otros mandatarios, del Primer Ministro Británico o del Presidente de la República Francesa.
Y luego dice que no hay internacionalización del asunto terrorista. ¿Cómo puede ser tan incoherente? Además, ¿de qué sirve el "número de partidos políticos" cuando su representación es muchísimo menor que la que suponía el anterior pacto PP + PSOE? ¿Es mejor un pacto entre 6, 7, 8 partidos entre los cuales algunos apenas representan un 1% de la población que los que suponen el 80%? Usted prefiere la cantidad de partidos a la cantidad de personas. Absolutamente vergonzoso.

No ha cambiado la política penitenciaria.
Insiste...

En cuarto lugar, en todo momento he considerado el terrorismo y la política frente al terrorismo como un asunto de Estado. Por ello, he reclamado para el Gobierno y he ejercido la dirección de la lucha antiterrorista, como por otra parte se desprende del artículo 97 de nuestra Constitución; y he tratado de apartar el terrorismo de la lucha política.
Este párrafo me parece particularmente relevante. Dice primero una perogrullada. Después otra, puesto que qué va a reclamar si ya lo dice la Constitución. Además declara abiertamente que la dirección de la lucha antiterrorista la ha ejercido él, luego él es el MÁXIMO RESPONSABLE (no vengan luego los Mister X a decir que se enteraron del GAL por los periódicos). Y sigue diciendo que "ha tratado de apartar al terrorismo de la lucha política", lo cual implica varias cosas: una, que admite que el terror influye en la política; dos, que no lo ha conseguido; tres, ¿qué pasa si el terror influye en las decisiones políticas? ¿Qué legitimidad tienen esos actos bajo coacción del terrorismo?

En quinto lugar, he tratado de evitar la existencia de discrepancias con el principal grupo de la oposición, así como que tales discrepancias provocaran fisuras en la lucha contra el terrorismo.
¿¿¿Cómo??? Si todo lo que ha dicho ha sido para desairar al PP, para criticar a Rajoy. Él y su imperio mediático han hecho todo lo posible por provocar esas fisuras. Y si no, recuerden el Pacto del Tinell. ¿Cómo puede ser tan mentiroso?

En sexto lugar, he buscado y mantenido el diálogo con las fuerzas políticas. Con todas ellas. Especialmente, con el principal partido de la oposición, con cuyo líder me he reunido tres veces desde la proclamación del alto el fuego, una de ellas tras su ruptura el pasado 30 de diciembre.
Eso es lo que buscaba, ¿no? La foto. El número. Tres veces, fíjense qué esfuerzo. ¿Diálogo? Pero de qué. Nadie ha sido capaz de saber de qué. Porque usted sólo pronuncia frases huecas y carentes de relevancia.

Y, en séptimo lugar, he mantenido mi compromiso con las víctimas para oírlas, atenderlas, no abandonarlas.
Esto ya es de un descaro extraordinario. Ni las ha escuchado (ignoró las manifestaciones de la AVT innumerables veces), ni las ha atendido (puso a Peces Barba para criticarlas). Precisamente lo que ha hecho ha sido abandonarlas (recuerden que eliminó la ayuda que tenía la AVT). ¿A quién pretende engañar?

no cabe especular sobre la irracionalidad del comportamiento de ETA. Menos aún sobre sus explicaciones o sus justificaciones. Nunca en el pasado lo hemos hecho las fuerzas democráticas. Tampoco debemos hacerlo ahora. No lo haré yo. Están claros los hechos y están igualmente claros sus propósitos.
¿No quiere entrar al grano del asunto?: ¿Por qué el negociar con el terrorismo lo legitima? ¿Qué ha hecho él para entenderse con la ETA? ¿Por qué pretende justificar a los "hombres de paz" y luego dice que no?

Apoyará, como siempre se ha hecho, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en la persecución y puesta a disposición judicial de quienes cometan actos terroristas o ilegales.
¿Eso incluye el chivatazo a la ETA para evitar que les capturaran?

Esta de hoy es la primera vez que un Presidente del Gobierno comparece en esta Cámara tras un atentado terrorista.
Falso de toda falsedad. Primero, porque usted comparece como consecuencia de la ruptura de la tregua. Segundo, porque lo hace para explicar su enjuague con la ETA. Tercero, porque tras el 11M (que parece olvidar astutamente en todas sus palabras), el PP tuvo que dar explicaciones en todos los medios y a cada minuto. Ustedes, mientras tanto, tardan días en aparecer (a dormir la siesta en Doñana) y, como es habitual en la izquierda, mantienen una incoherencia digna de estudio científico. Y cuarto, porque la propia frase en sí es tan abierta y el número de atentados de la ETA tan elevado que es seguro que cualquiera de los anteriores Presidentes habló en el Congreso tras uno de ellos.

La actitud de la organización terrorista en nada debe cambiar ese compromiso colectivo. Debe ayudar a fortalecerlo y ensancharlo. Por ello, el Gobierno ha resuelto mejorar el alcance de los acuerdos democráticos y pactos que hemos logrado en nuestro periodo democrático. Y anuncia su propósito de trabajar por la consecución de un Gran Consenso Democrático contra el terrorismo, que aúne las fuerzas, no sólo de los dos grandes partidos sino, a poder ser, de todos los partidos democráticos de nuestro país. Más aún, no sólo de los partidos, sino de las organizaciones sociales y cívicas más representativas de los españoles. Aún más, que incorpore también a los representantes de los ciudadanos inmigrantes, que han sufrido en carne propia el azote del terror, como lo sufrieron también el 11 de marzo de 2004, y que comparten nuestras ansias de convivencia en paz y en libertad.
Oiga, ¿esto incluye a la AVT? ¿Y a los actores subvencionados a-favor-del-Gobierno-si-es-socialista y el No-a-la-Guerra-pero-sí-a-otras? ¿También a los terroristas? ¿Hacemos un pacto antiterrorista con los terroristas? ¿Incluye esto a los muertos? ¿Qué piensa hacer usted? Detalles, no vaguedades. Queremos saber qué va a hacer, el tuétano del asunto, no el vehículo. A los ciudadanos nos interesan los hechos, no las maneras. Deje de hablar de consenso cuando usted ha propugnado la exclusión de media España representada por el PP desde antes de ser Presidente.

de dos partidos, sino a ser posible de todos; no sólo de los representantes de 20 millones de votantes sino de 44 millones de ciudadanos.
Y aquí ya llega la estupidez matemática del día. Los 20 millones de votantes representan también a los menores de 18 años que no votan. ¿O es que ahora resulta que CiU, ERC, PNV y demás minorías son 24 millones de personas? ¿Por qué no dice que esos 20 millones de votantes son el 80% del Parlamento? ¿Por qué no compara peras con peras? Porque no le interesa la verdad, sólo su mundo de fantasía bucólica y etérea. Esos 20 millones de votantes suponen más del 80% de los votantes. ¿Por qué arrogarse la opinión del 23% de abstenciones? ¿Por qué asumir la opinión de niños y adolescentes? No se pueden comparar voltios con sandías, pero usted ahí sigue, a confundir a la gente y a mentir. En eso, usted y su partido, son muy buenos. En todo lo demás, mediocres, que es su visión del mundo.

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Discurso íntegro de Mariano Rajoy (Congreso, 15/01/2007)

Señorías. Como decía Confucio, el hombre que ha cometido un error y no lo corrige, comete otro error mayor. Este es el caso del señor Rodríguez Zapatero. Todo lo que nos cuenta está muy bien, pero aquí hemos venido a decir la verdad. Y la verdad es que estamos ante la historia de un fracaso que no se quiere reconocer.

Como todo el mundo sabe, esta historia comienza cuando, hace algunos años, se inician los contactos entre algunos socialistas y el entorno de ETA. De esta tertulia informal surgió el año 2004 un proyecto de diálogo con el Gobierno. ETA vio en el señor Rodríguez Zapatero una oportunidad nueva, y el señor Rodríguez Zapatero consideró que en sus particulares planes de reforma Constitucional, nueva transición, reconstrucción de España o como se quiera llamar eso, tenían cabida las reivindicaciones terroristas fundamentales, con lo cual se liquidaba el conflicto.

El caso es que ambas partes vislumbraron amplias posibilidades de entendimiento. Los primeros acuerdos cristalizaron en un programa, un esbozo de calendario y dos mesas de negociación. La agenda para ambas mesas era muy extensa, pero faltaban algunas cosas. Por ejemplo, en ningún punto figuraba la disolución de la banda y la entrega de las armas. Fruto de estos preacuerdos —a los que bautizaron como proceso de paz para darle gusto a ETA— fue la Resolución que esta Cámara aprobó en mayo de 2005. Mi grupo no la votó. Ese día usted rompió formalmente el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo. Usted lo rompió, usted trajo la propuesta de resolución a esta Cámara y cuando ha habido un fracaso en su política, es obligado que comparezca usted aquí. Yo he pedido su comparecencia no para que explique un atentado, sino para que explique los efectos del cambio en su política antiterrorista y qué es lo que va a hacer en el futuro.

En marzo de 2006 la banda terrorista anunció lo que llamaba un alto el fuego permanente. En ningún rincón del comunicado terrorista apareció, ni siquiera insinuada, la voluntad de poner fin al terror. ETA no renunciaba ni a su fuerza de coacción, ni a sus exigencias políticas. Peor aún: en el supuesto de que se torciera el negocio, se reservaba la capacidad de reanudar todas sus bellaquerías criminales.

Cualquiera hubiera podido aventurar que, tras estos dos pasos rituales, llegaría el atasco. Así ha sido. Durante nueve meses, se han amontonado incontables pruebas de que esta aventura no funcionaba. El señor Rodríguez Zapatero ha hecho todo lo posible para disimularlo, pero sin éxito. Los hechos son tan testarudos que hasta debajo de las mantas hacen bulto. Terrorismo callejero, chantaje a empresarios, amenazas de muerte, robo de pistolas, impertinencias de Otegui, exigencias de autodeterminación… no ha faltado ni un alarde de fusileros. ETA ha exigido al Gobierno, lo ha presionado, le ha impuesto plaz, le ha hecho todo lo que el Gobierno se ha dejado hacer para no arriesgar su proceso.

Desde noviembre pasado se viene hablando de franco estancamiento, de una posible ruptura y de un más que posible atentado, aunque nada de eso se haya reconocido públicamente. Todo lo contrario. Según el Gobierno estábamos en el mejor de los mundos.

Tan contento se mostraba el señor Rodríguez Zapatero de la marcha de las cosas, que el día 29 de diciembre se dirigió a la nación para que los españoles no nos acostáramos sin saber que estábamos mucho mejor que hace un año. Como es sabido, mientras él ocupaba la televisión, un comando de terroristas entraba en Madrid y aparcaba una furgoneta bomba en Barajas. A la mañana siguiente todos pudimos comprobar hasta qué punto estábamos mejor que hace un año. Fue un error y está bien que lo reconozca en esta Cámara, señor presidente. Debería haberlo hecho antes.

Pero las preguntas que caben hacerse son las siguientes: ¿Qué vale su palabra después de todo esto, señoría? ¿Qué fiabilidad puede tener cualquier propuesta relacionada con el terrorismo que venga de usted? ¿Qué vale su capacidad de análisis, su conocimiento de la situación? ¿Dónde está la prudencia que debe guiar las decisiones de cualquier dirigente? No quiero dramatizar, pero tampoco voy a pasar las cosas por alto.

Una vez más usted no ha dado la talla ante la sociedad española. Y eso resulta especialmente grave cuando hablamos de terrorismo, que es tanto como hablar de la mayor amenaza contra a vida, la libertad o los derechos de las personas. A usted le ha tomado el pelo un rebaño de asesinos, enemigos de los españoles y el único responsable es usted que lo ha tolerado. Ya no se puede ocultar el fracaso. Un fracaso que comenzó el día que se puso el pie en una senda intransitable. Porque, aun siendo evidente que ETA no pensaba dejar las armas, se buscó su trato. Aun siendo evidente que ETA pretendía obtener con el alto el fuego los mismos beneficios que reclamaba con las armas, se buscó su trato. Aun siendo evidente que ETA se reservaba el derecho de dialogar con bombas, se buscó su trato. ¿Dónde está la sorpresa? ETA pretende, como ha pretendido siempre, tutelar cualquier negociación. Por eso no suelta las armas. ¿Cómo se tutela un negocio de este tipo sin bombas ni pistolas? Usted aceptó esa tutela, luego aceptó la posibilidad de que ETA utilizara sus peculiares argumentos para desatascar la situación.

¿No dijo su señoría que este era un proceso largo, duro y difícil? ¿No dijo que en esta aventura era posible que se produjeran accidentes violentos que no deberían perturbar el proceso? Debo suponer que ETA entendió lo que entendimos todos: que las bombas no se verían mal con tal de que no matasen. El caso es que matan. ¿Cuántos muertos puede costarnos la próxima vez que ETA exprese su disgusto sin mala intención y se le vaya la mano? ¿Cómo puede afirmar después de esto que sólo ha cometido ningún error? Se ha equivocado en todo. Ha cometido tantos errores que se atropellan. Me faltaría tiempo si quisiera referirme a todos, pero mencionaré unos pocos. Sobre todo para afrontar con inteligencia el futuro.

Su primer error consiste en ser imprudente. La prudencia es una virtud que nos aconseja ponernos siempre en lo peor para evitarlo. Usted ha cometido la ligereza de no prever que su aventura podía salir mal y costar vidas. No hablo de una hipótesis remota, sino de una posibilidad que era muy previsible. Su obligación era tenerla en cuenta y estar preparado para ello. Todo lo demás son ensoñaciones.

Su segundo error consiste en pensar que el terrorismo se resuelve mediante la negociación, cosa que no ha ocurrido nunca en ninguna parte. Con el terrorismo no se negocia. Toda la experiencia acumulada a lo largo del siglo veinte y a lo ancho de todo el planeta, fortalece esta afirmación. Al terrorismo o se le derrota o se le sufre. No existen alternativas, atajos ni cataplasmas. Si existen razones para pensar que los terroristas se rinden, es razonable verificarlo. Lleva muy poco tiempo. Lo que no se puede admitir, señoría, es que a los cinco minutos de comprobar que no hay nada que esperar, que le han informado mal, que los terroristas están en lo de siempre, no los enviara usted a paseo como han hecho todos los presidentes de gobierno que le han precedido.

El tercer error ha sido renunciar a la desaparición de ETA y no decirlo claramente. Les pide usted a los terroristas el cese de la violencia, que abandonen la violencia. ¿Y eso qué es? ¿Basta con que no disparen? ¿Basta con que las bombas se estén quietas? ¿Se conforma usted con que ETA se porte bien aunque no desaparezca? Óigame: Si se van a portar bien ¿por qué no desaparecen? Y si no desaparecen ¿qué le hace pensar que se portarán bien? Parece absurdo, ¿verdad? Pues en ese absurdo quiere usted empaquetarnos.

Su cuarto error, señoría, se llama jactancia. Me refiero a esa presunción que le lleva a imaginar que ahora las cosas funcionarán mejor porque usted está presente. Eso mismo pensó Jerjes en Salamina, antes de salir corriendo. Se equivoca. Aunque sea usted quien gobierna, el día es día, la noche sigue siendo noche, el terrorismo es como es y usted no puede cambiarlo. Hasta los más aficionados al pasteleo saben que con el terrorismo no caben componendas. No es cuestión de talantes. Es que entre los demócratas y los terroristas no existen posiciones intermedias. O se imponen nuestras reglas o triunfan las suyas. No cabe el empate que usted pretende. Por eso, en esta lucha habrá vencedores y vencidos. Es inevitable. Alguien se saldrá con la suya y alguien tendrá que ceder. Lo que se discute es quién pierde. Y yo prefiero que sean ellos.

Su quinto error ha consistido en olvidar que usted no tiene en las manos lo que ETA reclama. Y, como no lo tiene, no se lo puede dar; y como no se lo puede dar, está usted, perdóneme la imagen, tocando el violón mientras cabalga sobre un tigre. No está en su mano, afortunadamente, retorcer la Constitución al gusto de ETA, ni adulterar el Estado de Derecho, ni dar órdenes a los jueces, ni regalar amnistías, ni torcer la voluntad de los navarros, ni conseguir que los españoles miren para otro lado. Lo sabe, señor presidente del Gobierno. Si ha habido un malentendido entre ETA y usted; si, además de vender humo a los españoles, se lo ha vendido también a ETA, el único responsable es usted.

El sexto error es su frivolidad. La frivolidad de quien piensa que no se pierde nada con probar cosas nuevas. Lo que usted se trae entre manos no es un jugueteo inocuo. Tiene consecuencias y todas malas. La peor consecuencia es que cualquier negociación fortalece a los terroristas, reafirma sus ideas, les regala publicidad, les ayuda a mejorar su posición, su estrategia y su armamento. Usted ha hecho esfuerzos insólitos para que los terroristas no parecieran tan malos. Ni siquiera los llama terroristas. Incluso ha llegado a decir que el cambio climático causa más víctimas que ellos. Y ha tenido que corregirle el presidente de una República Sudamericana. Les ha reconocido su razón principal —aquello del conflicto—, les ha congelado el Pacto por las Libertades, les ha abierto las puertas del Parlamento Europeo, les ha dejado formar un grupo en el Parlamento Vasco, ha intentado que acudan a las elecciones municipales, derrocha gestos de buena voluntad, les ofrece fiscales benevolentes y reclama la comprensión de los jueces. ¿Qué más se puede pedir? Al mismo tiempo, hace lo posible para desprestigiar a las víctimas, a los movimientos ciudadanos y a todo el que le lleve la contraria.

El resultado, señoras y señores disputados, es obvio para cualquier observador. Los terroristas ganan en respetabilidad. Son gentes de paz, son interlocutores deseables. Los demás son, o somos, una patulea de sujetos ruines que luchamos contra la paz. Este es el mensaje que ustedes destilan. Insisto, esta es la peor consecuencia de hacer tertulias con los terroristas: los legitima, los torna respetables, refuerza sus postulados, reconoce su conflicto. Es como si ya no fueran asesinos implacables, tal vez ni siquiera delincuentes. Ahora son interlocutores del Gobierno; nobles luchadores de una causa noble que dirimen sus diferencias con el estado opresor; se presentan en sociedad, celebran ruedas de prensa y nos adoctrinan. A usted ya le han ganado esta batalla. Ya le han derrotado en este terreno. ETA, contra lo que usted pregona, está más fuerte que hace un año. Le ha regalado usted tiempo y tranquilidad. Se ha rearmado, se ha reorganizado, se ha refinanciado. Hasta el terrorismo callejero se beneficia del caldo gordo
y de la permisividad que estos diálogos propician.

Para no extenderme más, citaré como último error su actitud ante las víctimas. En ese plan que usted y ETA llaman proceso de paz, es imprescindible que se callen las víctimas. Aquí se equivoca dos veces. Primero porque ni usted ni nadie podrá taparles la boca; segundo porque es absurdo. Si busca una solución que no tenga en cuenta a las víctimas, es que renuncia a hacer justicia. Y, si no se hace justicia, ¿en qué se queda el Estado de Derecho y, en consecuencia, desde qué posición moral pretende combatir a los asesinos? Nunca creeré en la buena fe de una política antiterrorista a la que le estorben las víctimas del terrorismo.

Dejaré ya los errores porque no tenemos tiempo. Lo que quiero señalar es que tal cúmulo de torpezas, a lo largo de casi tres años, no es casual. Hasta el más ignorante acierta de vez en cuando sin querer. El que no acierta nunca es porque se ha propuesto conseguir algo que exige cultivar el error. Un error tenaz es siempre un error deliberado. En este caso es un error táctico. Y no digo más por hoy.

Vamos con el futuro. ¿Qué es lo que se propone ahora el señor Rodríguez Zapatero? Parece dispuesto a continuar obcecadamente en la misma senda y con el mismo escondido propósito que no confiesa, pero que no tiene nada que ver con el final de ETA. Lo que ocurre es que después del atentado no tiene más remedio que guardar las formas y suspender todo contacto con ETA hasta que se recupere la calma. ¿Qué hará? Quedarse quieto y ganar tiempo. Esa es la idea que expresan términos como suspensión, punto final, liquidación, paréntesis, todos recién incorporados a la neolengua del señor Rodríguez Zapatero. Estamos ante una versión nueva del conocido avance estratégico hacia la retaguardia. Mientras dure este tiempo muerto, no debe escandalizarnos que el señor Rodríguez Zapatero contacte con Josu Ternera o que los socialistas vascos se reúnan con el entorno de ETA, porque es indispensable. ¿Cómo podrían saber que reaparecen las circunstancias exigidas por esta Cámara si no dialogan? Es indispensable dialogar para saber cuándo podrá reanudarse el diálogo. Estamos, pues, ante una política antiterrorista que ni es política, porque consiste en no hacer nada, ni es antiterrorista porque necesita el permiso de los terroristas para funcionar.

Es comprensible que ante un ridículo tan inestable reclame toda clase de apoyos, aquí y en la calle, para apuntalar esta sinrazón. A eso le llama usted unidad democrática. Lo que usted propone es la carabina de Ambrosio, con perdón. Quiere un acuerdo que no pretenda derrotar a ETA, que se apalabre sin conocer su contenido, y en el que figuren todos los defensores de Batasuna, de sus razones y de sus conflictos. ¿Qué pintamos ahí nosotros? Yo nada… y usted tampoco. Haga usted lo que quiera, pero no me utilice como coartada. Si quiere pactar conmigo tendrá que ser en el marco del Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, esos papelitos viejos pero tan útiles. Lo que usted firmó, señor presidente del Gobierno. Lo importante de verdad, porque ahora no es momento de palabras huecas ni de frases vagas, es que rechace cualquier acuerdo con los terroristas y les haga saber que no tienen más salida que abandonar las armas. ¿Está dispuesto? Para esto, ni siquiera necesita usted un pacto. Si es para cumplir con su deber y perseguir a ETA, siempre podrá contar con el apoyo del Partido Popular. Otros le faltarán. No lo sé. El Partido popular, no. Yo estaré a su lado. No me pida otra cosa. No me pida que me sume al desistimiento, que acepte un apaño y que dé la batalla por perdida. Apoyarle a usted en el error supone el fin inmediato de toda esperanza, y no estoy dispuesto. No aceptaré que los terroristas se salgan con la suya, que nos impongan la sinrazón y que renunciemos a la justicia. No lo aceptaré. No diré jamás a los españoles que abandonen la esperanza. No tienen por qué abandonarla.

Podemos derrotar a ETA y, en lo que de mí dependa, derrotaremos a ETA. No quiero que pierdan la esperanza. Además, señor presidente —y no me tome a mal la pregunta— ¿es usted fiable? Lo digo porque no sé si está en condiciones de hablar de pactos o de acuerdos. ¿Qué caso podemos hacerle? ¿Qué tenemos aparte de su palabra? ¿Y cuánto vale su palabra después de lo que hemos visto a lo largo de esta legislatura? No le sobra crédito, señoría. Va a tener usted que demostrar una volunta inequívoca de rectificar. Y, mientras no muestre esa voluntad inequívoca, no me pida que le tome en serio. Tiene que hacer gestos que permitan confiar en usted. ¿Necesita ideas? Le propondré sólo algunas. Porque yo voy a ir al Pacto por las Libertades. Porque yo siempre voy a donde me llama el presidente del Gobierno de mi país. Pero le voy a dar algunas ideas. Proclame, sin tergiversar las palabras, que se ha roto definitivamente su relación con los terroristas y la de su partido; asegure que ni ETA —ni quien represente a ETA— recibirá nunca ninguna concesión política; solicite que esta Cámara revoque la Resolución que le autorizó a dialogar con ETA, porque ese fue el mayor error que se cometió en los últimos años; vuelva a colocar a Batasuna en la ilegalidad real y diga a los españoles que no se presentará bajo ningún nombre a las elecciones municipales; aclare en el Tribunal Europeo de Estrasburgo que Batasuna es una formación ilegal; dé instrucciones al Fiscal General para la apertura del juicio oral contra Egunkaria.

Haga esto y podré confiar en su voluntad de rectificar los errores. De lo contrario, no cuente conmigo, porque no pienso acompañarle. Porque no habrá mayor error que acompañarle en su fracaso. Y no se preocupe por nosotros. Agradezco su interés, pero no nos preocupa la soledad, nos preocuparía mucho más flaquear en las convicciones. Para mí sería muy fácil mirar para otro lado, apuntarme a una unidad ficticia y engañosa y esperar sin hacer nada su próximo fracaso. Pero eso no me lo podría perdonar.

Señor presidente del Gobierno, déjese ya de palabras, de unidad, de deseos infinitos de paz. Hable de políticas. Había una política contra el terrorismo; tenía el apoyo de la inmensa mayoría de los españoles. Usted la cambió. Ha fracasado, vuelva a esa política y tendrá el apoyo de la inmensa mayoría de los españoles.

Sé que mis palabras, señor Rodríguez Zapatero, podrían haber sido más agradables. Lamento que la materia que nos ocupa y el respeto a la verdad no me lo permitan. Pero no olvide que tanto si le gusta como si no le gusta, a la hora de la verdad, su único aliado fiable seré yo.

Si las cosas se ponen feas —lo cual no es imposible—, cuando se apaguen las luces de la fiesta y haya que apretar los dientes, el único que estará a su lado seré yo. No me gustaría, si llega ese momento, tener que repetir este mismo discurso.

Nada más y muchas gracias.

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viernes, enero 05, 2007

Cuando de la mentira se hace hábito

Ya habíamos hablado con anterioridad de la manipulación continuada de los medios de izquierda. Viven por y para la mentira y la tergiversación de la realidad. En lugar de adoptar una postura científica y madura de modificar sus teorías a partir de datos fehacientes, prefieren ocultar los datos o, sencillamente, negarlos.

Hoy tenemos otro claro ejemplo de la basura mediática que empapa las mentes de la progresía. Esta captura de pantalla es del panfleto digital de Sopena, El Plural, el día 2 de enero:


¿Ven lo que está recuadrado en rojo? Una clásica mentira más de la izquierda. Pretenden hacer creer que esto que pongo a continuación no pasó:



Es decir, que "nadie pidió la dimisión de Aznar ni lo hizo responsable de los 200 muertos". Y esas pequeñas muestras de lo que fue una de las manifestaciones vergonzosas y vergonzantes de la descabezada progresía, pues no dicen lo que dicen.

Otro día hablaremos de eso de "no se puede mantener una cosa y la contraria al mismo tiempo" con pequeños ejemplos de Pepiño, Rubalcaba, Zapatero y Mesquida, por poner un caso.

¡STOP MANIPULACIÓN! ¡STOP PROGRES!

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Y de los explosivos, ¿qué?

Hemos sabido ya oficialmente (a pesar de que Zapatero estuviera durmiendo la siesta durante cuatro días en Doñana -las vacaciones del presidente son sagradas, él no las cede por nada en el mundo-) que las dos personas desaparecidas han sido halladas muertas entre los restos de la explosión etarra de la T4.

Pero, ¿qué pasa con la detección de los explosivos? ¿Por qué no sale toda la progresía como en el 11M a criticarlo y a exigir una investigación o, peor aún, a mentir y manipular sobre ellos?

¡Queremos saber qué explosivo utilizó la ETA en la T4!

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jueves, enero 04, 2007

Otra Manipulación de la Izquierda

Vemos esta misma foto en El País y en El Plural, esos estercoleros de la bazofia progre donde manipulan hasta el aburrimiento. La última manipulación es extraordinaria. Se trata de sacar de contexto una foto de la última manifestación contra el terrorismo.


¿Qué pensaría un lector de dichos panfletos? Pues inmediatamente pensaría en saludos fascistas. Pero nada más alejado de la realidad. Como prueba este vídeo donde en el reportaje de la Primera de TVE (nada afecta a los manifestantes) saca imágenes de dicha mujer y se comprueba que de nuevo, los medios de la izquierda MIENTEN Y MANIPULAN DESCARADEMENTE, PUES LA MUJER MUEVE LA MANO DE ATRÁS HACIA DELANTE EN SIGNO DE HARTURA Y "BASTA YA".

El vídeo que demuestra otra manipulación más de la prensa de izquierdas.

Estamos hartos de las manipulaciones progres y de la inmundicia intelectual que los lee y apoya. Y, por supuesto, hartos de los manipuladores que están detrás de todo esto. Esos que se inventan una realidad para basar sus mentiras en esa invención.

¡STOP MANIPULACIÓN! ¡STOP PROGRES!

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"La energía que tengo para alcanzar la paz es hoy aún mucho mayor"

No puedo con la cursilería de Rodríguez Z. Es contrario a cualquier criterio de estética, gusto, conciencia o elegancia. Es superior a la cordura y a la paciencia.

¡¡Pues no tiene las santas gónadas de decir eso en el lugar del atentado del pasado día 30 donde murieron dos personas gracias a media tonelada de explosivos que los etarras amablemente depositaron a favor de la "pá zapateril"!!

Este tío padece una docena de enfermedades mentales, porque si no, no se explica su comportamiento.

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